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La Navidad en el arte y el proceso de evangelización. Por: Minette Argüello


La adoración de los pastores, Bartolomé Esteban Murillo, 1650.


Se conmemora en estas fechas el ciclo litúrgico de la Navidad, que comienza el 25 de diciembre con el Nacimiento y termina el 6 de enero con la Epifanía, como hechos esenciales que enmarcan los episodios de la Adoración de los pastores, la Matanza de Herodes o la Huida a Egipto.

La costumbre de la representación del pesebre se debe a la figura de San Francisco, que allá por 1223 colocó en el convento de Greccio la escena del nacimiento con el buey y la mula. Por tanto, a España esta costumbre llegó por influencia de los conventos de franciscanos y clarisas, aunque se tienen noticias, ya en el siglo XIII, de figuras móviles posiblemente utilizadas para representaciones navideñas. Por otra parte, desde la Edad Media hasta el siglo XVIII la presencia del Belén o Pesebre en la época navideña fue una realidad en los palacios de los reyes y la nobleza, así como en catedrales y recintos conventuales.

Los artistas plásticos se han servido para este tipo de representaciones de fuentes diversas como los Evangelios de San Mateo y San Lucas, o los Evangelios Apócrifos, más ricos en información.

Los diferentes óleos realizados sobre el tema permiten a los pintores brillar con el tratamiento de la luz, al tratarse de una escena nocturna y establecer el cuerpo del Niño Jesús como un foco de luz espiritual.

También, permite la pintura de animales y el tratamiento diferencial de los ropajes, de las expresiones y las carnaciones, contrastando la rusticidad de los pastores y la vejez de San José con las figuras del Niño y la Virgen María.

Cabe destacar que la celebración de la navidad tuvo un papel muy importante durante el proceso de evangelización del continente americano, pues el inicio del contacto de los pueblos indígenas con la religión católica se dio en el año de 1523 con la llegada de fray Pedro de Gante y posteriormente, en 1524 con la llegada de los 12 franciscanos que fueron enviados para iniciar el proceso de evangelización en la Nueva España. Es importante recordar este proceso de evangelización para entender que no fue rápido y que se logró con la participación de los pueblos indígenas cuyas poblaciones eran muy numerosas en comparación con los pocos evangelizadores que había.

Fray Pedro de Gante pudo comenzar con la evangelización de los hijos de la nobleza de los pueblos indígenas, mientras que los 12 frailes franciscanos aprovecharon como pretexto la navidad para recrear los nacimientos como se hacía en Europa, vistiendo a varias personas y escenificando sin parlamentos el nacimiento de Cristo, además de otras escenificaciones de las sagradas escrituras.

Además de los franciscanos llegaron los frailes de la orden de San Agustín quienes realizaron crónicas en las que narraron cómo iniciaron en Acolman la celebración que actualmente conocemos como posadas, muy importantes dentro del proceso de hibridación intercultural.

A continuación, una serie de obras que ilustran el tema de la navidad.


La anunciación, Fra Angélico, 1425-1426.

La llegada a Belem, anónimo novohispano.

La natividad, Lorenzo Costa, 1490.

Los reyes en camino, Joseph Blinder, 1846.


Natividad, Giotto di Bondone, 1305.


Tabla central del Altar Portinari de Hugo van der Goes, 1476.


La navidad mística de Sandro Botticelli, 1501.


La noche de Antonio da Correggio, 1530.


La natividad de Caravaggio,1609.

 
 
 

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