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En busca de la mujer Artista: Artemisia Gentileschi, un prodigio del Barroco


Venus durmiente, Artemisa Gentileschi, óleo sobre tela, 1630.


En el marco del mes de la mujer, quiero aprovechar para hacer mención de la destacada labor de mujeres que lucharon para hacerse presentes en el arte a lo largo de la historia y pese a que muchas quedaron en el olvido durante mucho tiempo, fue gracias a la lucha que sigue realizándose por las mujeres por la igualdad de género, que se rescató la importancia del trabajo de ilustres mujeres que habían quedado en el olvido. Dentro de estas grandes mujeres artistas, esta semana quiero resaltar a la impactante pintora del Barroco italiano “Artemisia Gentileschi”.

Artemisia Gentileschi fue una prodigiosa pintora italiana nacida hacia el año de 1593 en Roma. Tuvo la fortuna de haber sido hija del también pintor Orazio Gentileschi quien adiestro a Artemisia y sus tres hermanos menores que ella en el arte de la pintura. Artemisia mostró mayor habilidad que sus hermanos, por lo que su padre siguió alimentando su talento, pese a que por ser mujer no podía ingresar a las academias de bellas artes.

Su pintura goza de bastante expresividad y teatralidad, aparte de la limpieza del dibujo y aplicación del color. Fue una gran representante del estilo tenebrista de Caravaggio, aunque en sus inicios se puede notar un estilo mas apegado al de la escuela renacentista. A la temprana edad de 17 años firmo su primera obra “Susana y los viejos”, pintura que fue un tema muy común de representar entre varios pintores de importancia, pero Artemisia nos sorprendió con una impactante escena de un desagradable suceso que siempre ha afligido a las mujeres: EL ACOSO. El tema que se había interpretado habitualmente de una manera en la que Susana parece seducir a los ancianos, siendo que ella está siendo chantajeada por ellos, pero Artemisia ilustra a Susana como la victima de sus agresores al oponerse y evitarlos. Basta ver esta comparación de la pintura de Allesandro Allori (Fig. Izq.) con la que hizo Artemisia (Fig. Der.), para notar la severidad del tema que ella rescato.

Mas adelante Artemisia sufriría un evento trágico que desvirtuaría su reputación e influiría notablemente en sus temas pictóricos. Su padre con la intención de potencializar el talento de su joven hija de 19 años, la encomienda bajo la instrucción particular del pintor y colaborador Agostino Tassi quien se aprovecha de Artemisia violándola. Desafortunadamente, para la sociedad de aquella época, no importaba que se haya sido víctima de un crimen como ese, pues la reputación quedaba desvirtuada y se tenía que limpiar casando a la víctima con su violador. Fue así que Tassi le promete matrimonio a la joven para limpiar su reputación y poder seguir abusando de ella, aunque Tassi oculto que ya estaba casado. El padre de Artemisia denuncia a Tassi con el tribunal criminal de Roma para que fuera enjuiciado, al demostrarse culpable Tassi, solo se le condeno a un año de prisión y al exilio de los estados pontificios. Pena nada estricta para condenar a un violador en esa época, pues la victima aun debía luchar aun por limpiar su reputación, de hecho, el testimonio escrito de artemisa es de suma importancia en el movimiento feminista.

Posterior a esta tragedia que sufrió Artemisia, su padre la entrega en matrimonio con el pintor florentino Pietro Antonio Stiattesi, así se restauraría su honor. Este matrimonio le traería un poco de estabilidad como artista, pues su marido se convertiría en un colega en busca de comisiones. Artemisia logra entrar a la academia de diseño de Florencia, convirtiéndose en la primera mujer en ser admitida, con ello se sumarian relaciones con personas que elevarían su quehacer artístico, tanto así que consiguió el mecenazgo de los Medici, en especial del duque Cosme II de Medici y la duquesa Cristina. Se relaciono incluso con Galileo Galilei, quien también recibía el mecenazgo de los Medicci.

Tras un fructífero periodo en el que abundaban los encargos de trabajo para Artemisia, ella se separa de su marido al sentirse una mujer independiente. Se traslada a Nápoles para seguir los pasos de otros importantes pintores, donde que es acreedora a importantes proyectos de pintura religiosa, Tuvo también una estancia en Londres donde pudo trabajar en colaboración con su padre que era pintor de la corte de Carlos I de Inglaterra, quien les comisiono el proyecto de la decoración del techo de Casa delle Delizie de la reina Enriqueta María de Francia. A la muerte de su padre Artemisia regresa a Nápoles, poco se sabe de sus últimos años de vida, pero se cree que murió en 1656, pasados sus 60 años de edad.

Su obra muy representativa del tenebrismo de Caravaggio, cuenta con interesantes rasgos feministas, pues no acepta los rasgos establecidos de la feminidad, Con su trabajo situó a las mujeres como protagonistas activas, ensalzando al personaje femenino en las historias religiosas que ella representaba en sus encargos, además de hacer evidente el rencor y deseo de venganza hacia su violador en la obra Judith decapitando a Holofernes, obra que expone ese deseo de justicia por parte de una mujer fuerte y determinada. Artemisia revalora la importancia de las mujeres en la historia del arte, desafío los convencionalismos de la época al elegir una vida independiente al separarse de su esposo, lucho por consolidándose como una prestigiosa artista al nivel de los grandes pintores barrocos y pese a que su nombre quedo muy por debajo de los grandes maestros, su vida y obra son una gran inspiración para valorar el trabajo y potencial de las mujeres que luchan por hacerse presencia en un mundo de hombres.

Judith decapitando a Holofernes, Artemisia Gentileschi, óleo sobre lienzo, 1614.

Autorretrato tocando laúd, Artemisia Gentileschi, óleo sobre tela, 1615.

María Magdalena en melancolía, Artemisia Gentileschi, óleo sobre tela, entre 1621 al 1626

Cleopatra, Artemisia Gentileschi, óleo sobre tela, 1633.

Judith y su doncella, Artemisia Gentileschi, óleo sobre tela, 1618

Lucrecia, Artemisia Gentileschi, óleo sobre tela, 1619.

Yael y Sisara, Artemisa Gentileschi, óleo sobre tela, 1620


Por: Minette Argüello.

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