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El dibujo académico “El buen arte nunca se olvida”. Por: Minette Argüello


Estudio de un hombre tumbado con codo apoyado en el suelo, François Boucher, 1739.


Convencionalmente el dibujo solía definirse como la más esencial reflexión, interpretación y representación de la realidad. En la actualidad difícilmente podemos encasillarlo dentro de una tradición cultural o social, pues su práctica se ha vuelto más vasta y dinámica, ajustándose a sus objetivos expresivos, comunicativos y reflexivos. Es un acto corporal e intelectual que, en su estudio requiere de una adecuada construcción de un lenguaje y un sentido.

Sus propósitos se han ampliado más allá de una actividad artística, pues la práctica del dibujo ahora atiende a intereses ya no solo profesionales, si no recreativos, buscando la validación de las emociones favoreciendo la materialización del pensamiento inconsciente de una manera constructiva y terapéutica sin la preocupación de atender juicios estéticos, pues la imagen adquiere importancia y significancia solo para su creador.

El dibujo académico es un estilo que ha perdurado durante siglos y aún sigue impresionándonos cuando vemos los estudios previos en papel de las obras de destacados artistas que se esmeraron en el nivel de detalle con el que interpretaron la fidelidad de la realidad de su tiempo en un soporte. El término para este estilo de dibujo proviene de la palabra “Academia” o “dibujo académico” impartido en las Academias, instituciones de las que toma su nombre y que proliferaron durante el Renacimiento en Italia (Florencia y Roma principalmente) para extenderse posteriormente al resto de Europa, acrecentándose la apertura de talleres de maestros artistas que recibían discípulos para compartir sus conocimientos cuidando una observación más analítica de la naturaleza. Actualmente hay academias particulares donde se rescatan los métodos académicos antiguos.

El dibujo académico es también conocido como dibujo del natural, pues usualmente partía de los referentes estéticos de los antiguos griegos que basaban sus ideales de belleza en la figura humana. Paulatinamente los artistas comenzaron a diversificar los modelos de referencia más allá de la figura humana, al representar bodegones, flores e incluso paisaje, temas que se incluyeron dentro de los géneros académicos que fueron definidos con el tiempo, tales como: el desnudo, escenas de historia, mitología o género religioso por citar los más importantes.

El estilo del dibujo académico estructuro reglas que atienden a los cánones de proporción y armonía del arte griego que propuso las relaciones perfectas entre las diferentes partes del cuerpo, aunando a otros aspectos de observación desarrollados en el renacimiento como la perspectiva, el espacio, el volumen, las texturas, profundidad de campo, etc.

Actualmente vivimos en una sociedad sobre estimulada por imágenes de cualquier contenido y al incursionar en la práctica del dibujo tendemos a copiar estas imágenes que son ya fabricadas como producto de una realidad ya digerida por su creador, desmotivando nuestras habilidades de observación para contemplar y analizar la información que el mundo físico nos proporciona.

Aun con el desarrollo de nuevas tecnologías digitales parala creación de imágenes, el encanto del dibujo académico sigue provocando fascinación por el nivel de detalle y las técnicas utilizadas desde hace siglos para interpretar una imagen directamente de la naturaleza, por lo que varios artistas en formación siguen reavivando esta práctica de dibujo que no será reemplazada por la innovación tecnológica.

A continuación, una selección de destacados dibujos académicos que dan constancia del interés por comprender la complejidad de la naturaleza a través de los siglos.


Apunte de paisaje por Leonardo DA Vinci, sanguina, datado ´por 1473.


Estudio de caballo para escultura ecuestre por Leonardo da Vinci, sepia, datado por 1482.


Estudio de desnudo para la capilla Sixtina por Miguel Ángel, sepia, 1530-1533.


Estudio de la Sibila Libia para la capilla Sixtina por Miguel Ángel, 1510-1511.


Hombre montando un toro por Antonio Correggio, sepia, 1517-1519.


Mujer desnuda arrodillada por Rafael Sanzio, tiza roja y lápiz óptico, 1517.


La familia di Luciano Bonaparte por ingres, grafito, 1815.


Dibujo del retrete por Edgar Degas, carboncillo, s, XIX.


La torre de Marghera, Bernardo Belloto, tinta, 1740-41.




 
 
 

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